En los últimos años se ha discutido bastante en relación al abasto de agua en Baja California, cuya geografía y cualidades orográficas dificultan el suministro, lo que ha causado escasez en varias etapas tanto en la Zona Costa como en el sur del Estado, y al respecto, el vicepresidente nacional de infraestructura hidráulica, ingeniero Manuel Becerra Lizardi contrastó que en el Valle de Mexicali hay suficiente agua.
Mencionó que por tal motivo Baja California está clasificada como una de las regiones con mayor estrés hídrico del mundo, excluyendo a Mexicali, que converge con el Río Colorado, siendo esto un motivo que ha generado diversas opiniones por parte de expertos acerca de la suficiencia del líquido vital.
Puntualizó que se pretendía reducir el flujo del agua del Río Colorado no sólo a Baja California, sino también a otros usuarios de Agua del Río en caso de que no se suscitaran nevadas en las montañas de donde proviene el líquido con los deshielos del río.
Comentó que México tiene derecho a mil 850 millones de metros cúbicos al año que son suficientes, de ahí la incertidumbre acerca de la reducción, que sería para Baja California, Arizona y California, afortunadamente ha habido mucha nieve, por lo que habrá agua suficiente al menos para durante el 2020 y posiblemente en 2021.
“Los efectos del cambio climático son muy claros, la ausencia de lluvia en regiones donde solía llover mucho y viceversa, desafortunadamente estamos en una escases de agua casi permanente, de ahí que haya desequilibrio y sobreexplotación de acuíferos y bajos niveles en las presas, es decir, de estrés hídrico”, afirmó.
Aseguró que si bien la situación actual no es de emergencia, puesto que la región está acostumbrada a la escasez de agua y hay niveles hasta cierto punto asegurados para la población en Tijuana y Rosarito; zona en la que no hay consumidores grandes como la agricultura, se necesita una fuente adicional de agua como lo es la desalinización.
“La desalinizadora de Rosarito no sólo es necesaria desde la perspectiva de suficiencia, ya que además se deben considerar aspectos como el posible riesgo de que haya afectaciones en el acueducto en caso de presentarse algún movimiento sísmico; son dos millones de personas que están dependiendo de un solo tubo, que falle por una situación más grave”, concluyó Becerra Lizardi.